Entrevista a la Magíster Florencia Moya, que en su tesis del Doctorado en Ciencias Sociales aborda a la vicuña como patrimonio biocultural de la Puna salto-jujeña.
La Puna es una región que promedia más de 3000 metros de altura sobre el nivel del mar abarcando desde el extremo norte jujeño hasta el norte sanjuanino. En sus más de 8 millones de hectáreas está presente en las provincias de Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja y San Juan.
Esta ecorregión posee una fauna propia conformada por vicuñas, llamas, guanacos, alpacas, suris, cóndor andino, flamenco y roedores como chinchillones, chinchillas, cuises y ratones, entre otros animales de pequeño o gran porte. Sin embargo, el interés de Florencia Moya gira en torno a uno de los camélidos: la vicuña.
La vicuña es uno de los animales autóctonos de la Puna. Muchas veces confundida con las llamas y alpacas, otros camélidos de la región, está presente en la vida de las comunidades puneñas. No obstante, ¿qué importancia social históricamente ha tenido la vicuña para los habitantes de la Puna de Salta y Jujuy?
“Me interesó tocar el tema de la biodiversidad, sobre animales silvestres que están en peligro de extinción, donde hay varias opciones a tener en cuenta a nivel provincial y regional, también. Y dentro de ello, cuál se podía adecuar más para una tesis doctoral, donde necesito un caudal de información considerable”, explicó Moya acerca de cómo eligió su actual tema de investigación.
La Licenciada en Relaciones Públicas y Magíster en Gestión Ambiental está en pleno proceso de investigación de “la representación de la vicuña como patrimonio biocultural de la Puna salto-jujeña”. Si bien la Puna como ecorregión tiene características propias, con respecto a la vicuña existen diferencias entre ambas provincias.
“Por ahí lo que más difiere, en lo que yo apunto en lo social y a lo cultural, hay diferencias entre las localidades que pertenecen a Salta y las que pertenecen a Jujuy y cómo se van vinculando con la vicuña o cómo se fueron vinculando desde la historia”, señaló Moya. Además, Jujuy cuenta con un mayor número de vicuñas y la existencia de la VICAM (Vicuñas, Camélidos y Ambiente), “un grupo interdisciplinario de investigadores que convergen en sus intereses acerca de la biodiversidad andina, las culturas de los pueblos originarios, su historia y problemáticas actuales”, tal como se explica en su página web.
“Estudian científicos, doctores que se dedican a los camélidos. Donde la Dra. Vilar, la Dra. Arzamendia -quien también me dirige- ponen su foco, su análisis de estudio. Y, a diferencia de Salta, no tengo algún centro de referencia científico para recabar información de la vicuña. Está como en otro estadío porque en los apéndices de CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) tenés distintos niveles de peligro de extinción. El más grave con respecto a esa calificación lo tiene Salta, y Jujuy está en un nivel donde puede comercializarse la fibra de vicuña bajo parámetros de cuidado estatal y también profesional de la salud”, aseguró Moya.
Florencia no debe ser la única científica que tiene por objeto de estudio a las vicuñas. Por lo tanto, realizó el trabajo intelectual de ajustar su tema de investigación para lograr la especificidad necesaria: “estoy tratando que en el proceso, en el transcurso de ese camino de qué temas tocar, desde qué perspectivas analizarlas, ser cuidadosa con el tema de investigación con respecto a otros que estudian lo mismo o parecido a lo mío. Por ejemplo, soy Licenciada en Relaciones Públicas y lo mío tiene que ver más con la imagen, con la identidad, cómo valoran las comunidades al animal. En cambio, otros profesionales como ingenieros agrónomos, veterinarios, también estudian a la vicuña, pero lo pueden mirar desde la parte de políticas públicas como también desde la comercialización de la fibra de vicuña”. Un proceso que la llevó a Florencia a las comunidades que crían vicuñas ubicadas en el departamento Los Andes y en las localidades de Molinos y La Poma en la Puna salteña, y a las Salinas Grandes y a Santa Catalina en Jujuy.
Futura Doctora en Ciencias Sociales
La investigación de Florencia, que será su tesis, se enmarca en el Doctorado en Ciencias Sociales de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, de la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu). Un posgrado que comenzó antes de la pandemia de Covid-19 viviendo en la ciudad de Salta y que pese a las vicisitudes que representó esta situación, la tiene hoy en San Salvador de Jujuy realizando su labor de investigación. Además de haber logrado uno de los objetivos de todo investigador o investigadora que desea realizar esta actividad de manera profesional: ser becaria del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas).
Desde abril Florencia forma parte del Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Tecnologías y Desarrollo Social para el NOA (CIITED). “Un centro de investigación de estudios sociales y regionales que toca temas interdisciplinarios relacionados a ciencias sociales, ciencias económicas, comunicación social, también. Es bastante amplio y convergen distintos intereses de los becarios o los investigadores y docentes que están ahí, tratan una heterogeneidad de temas impresionante, cómo difieren uno de otro, así que es bastante amplio”, en palabras de Moya.
Finalmente, Florencia dejó algunas palabras acerca del recorrido como investigadora que la llevará a ser Doctora en Ciencias Sociales: “es un camino interesante, pero también desafiante. Te produce muchos cambios en el mientras, porque a veces uno a priori pone objetivos específicos, generales. Por ahí el general se puede mantener más, uno puede proponer dos localidades como las más representativas de la provincia, pero después te vas encontrando con que también el animal está en otras localidades. Como por ejemplo, en Salta en La Poma. Yo me focalicé más en departamento Los Andes y en Molinos, pero también está en La Poma la vicuña. Entonces esas cosas te hacen cambiar un poco la ruta”.
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